Un aparcamiento, mi reino por un aparcamiento.

Como muchos sabéis, las grandes superficies comerciales tienen dividido mi corazón.
Por una parte, entiendo y comparto la posición del pequeño comerciante, al que, este tipo de centros y arrebatan su clientela, haciéndole bastante pupa al tiempo que eliminan una de las señas de identidad de nuestros barrios: las tiendas minoristas de comprar todos los días.
Al mismo tiempo, las grandes superficies proporciona a las personas con discapacidad un espacio, en la mayoría de los casos, libre de barreras arquitectónicas en el que desenvolverse autónomamente. Asimismo, los centros comerciales, también en la mayoría de los casos, tienen otro punto a favor: .
Teóricamente, un tanto por ciento de las plazas totales de parking debe ser plazas reservadas para personas con movilidad reducida. Lo idóneo, es que estas plazas reservadas están repartidas por el parking, cercanas a las entradas y salidas, próximas a los ascensores y a los accesos.
Quienes estén leyendo estas líneas, estará pensando:
-Ya está este otra vez con lo de los aparcamientos!
Pues sí, es cierto, ya estoy otra vez con lo de los aparcamientos, pero en este caso, de lo que quiero hablar es de un fracaso colectivo.
Hemos fracasado todos:
Las personas con movilidad reducida porque no hemos sido lo suficientemente firmes o tal vez lo suficientemente bordes, o tal vez lo suficientemente suaves, o lo suficientemente diplomáticos, o lo suficientemente agresivos … Como para hacer entender tanto a las administraciones, como al resto de la ciudadanía cuales atención de esas plazas reservadas, el porqué de su existencia, porque las personas sin autorización no deben aparcar y cuáles son las consecuencias de que lo hagan.
Las administraciones porque no han tenido suficiente empeño y no han sabido llegar a los ciudadanos, explicándoles y haciéndoles entender los motivos del asistencia de los aparcamientos reservados, porque no ha sabido velar por los derechos de las personas con movilidad reducida a aparcar en estos espacios, permitiendo que quienes tienen que vigilar directamente para que estos derechos se cumplan no actúa en con el celo profesional necesario.
Pero el fracaso más grande, es el del conjunto de la ciudadanía. Hemos perdido todo el civismo, toda la educación, toda la vergüenza y todo el respeto que podíamos tener.
Esta afirmación tan rotunda no la hago porque haya visto a alguien aparcar sin autorización de una plaza reservada. La hago porque hemos tenido que ver cómo la única forma de que las plazas reservadas no se ocupen de forma incorrecta ha sido vallarlas y limitar el tránsito, prohibir la entrada y pedir que muestre su autorización a todo aquel que quiera aparcar en ellas.
Qué triste, verdad?
Ahora llegas al parking de este centro comercial y siempre tienes sitio libre. No tienes que dar mil vueltas, no tienes que pelearte con nadie, no tienes que cabrearte porque ves a listo de turno dejar su vehículo y bajarse con todo el morro del mundo. No tienes que llamar la atención a nadie, no tienes que aguantar malas caras, no tienes que escuchar aquello de " sí puede conducir como yo, que de las mismas vueltas para aparcar".
Pero a la vez, también ves que esta medida, que para lo primero y lo principal que debería haber servido era para que a esos conductores jettas, se les cayera la cara de vergüenza y recapacitaran, no sirve para nada. El resto de plazas reservadas que no ha sido valladas sigue siendo ocupadas inadecuadamente todos los días, a todas horas y por toda clase de personas, pero con un denominador común.
Han perdido totalmente el respeto por el prójimo.
El folleto editado por este centro comercial para informar de la existencia de estas plazas reservadas y con acceso limitado para personas con movilidad reducida, dice algo así en su eslogan publicitario como: " Ya No Es Cuestión De Suerte". No, ahora es cuestión de segregación. Una segregación cimentada en la discriminación positiva, pero una segregación.
De todas formas, sabéis qué es lo peor de todo? Estoy empezando a considerar la medida como imprescindible para que se respeten los derechos de las personas con movilidad reducida.
Tal vez se debería hacer lo mismo en los parking públicos, en los de las zonas deportivas y de esparcimiento, en los de los centros oficiales, en los de los hospitales, aeropuertos, estaciones, comisarías … Y ya porque no, qué tal si cogemos un cuarto de la ciudad y vallamos todas las plazas de aparcamiento convirtiéndolas en las plazas de aparcamiento totales para las personas con movilidad reducida.
A veces, me gustaría vivir solo y el monte. Recordadme, que exija a la diputación que me accesibilite las cuevas del Gorbea.

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