Ayer prometí que hoy terminaría de relataros la espeluznante historia del "mutante opositor", pero no va a ser posible.
El cerebro electrónico de mi ordenador, ha recibido un impulso eléctrico lo suficientemente fuerte para empezar a pensar por sí mismo, y ha decidido que mi artículo de hoy no era lo suficientemente bueno para ser publicado, por lo que ha decidido borrarlo sin previo aviso, dejandome con un palmo de narices y con un cabreo mayúsculo. O eso, o el departamento de recursos humanos de Osakidetza ha entrado ilegalmente en mi red y ha saboteado mi artículo por considerarlo contrario a sus intereses.
Voy a consultar con mi abogado si a esto se le puede llamar destrucción de propiedad intelectual.
Mañana, cuando se me haya pasado el cabreo, reescribiré el artículo.
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